AMANECE
Triste y en silencio
se desvanece la noche,
sombra escrutada
por la mirada errante
del caminante
que, parado a descansar
de la fatiga de entonces,
contempla cómo en el infinito
se despereza esa ígnea esfera
que le hace bajar la mirada
y no le permite hacerle frente.
AMANECE
Y, sin embargo,
no es un día nuevo.
Son los mismos árboles,
son las mismas gentes,
es el mismo cielo,
somos los de siempre.
Porque el camino es pedregoso,
angosta la vereda,
escarpada la cumbre,
e inquietante la senda.
AMANECE
Es domingo y el alma se retuerce
cansada de tanto vacío
y tanto denuedo.
Quisiera salir a la calle
a ver pasar a la gente
para así poder decirles
que estoy cansado
y el ánimo me escuece.