¡QUÉ DEBERES!

¡QUÉ DEBERES!

Siempre fue difícil la profesión de educador (no solo profesor). Yo que tengo a mis espaldas la experiencia de treinta y cuatro años sé de lo que hablo.
Hubo épocas en que lo difícil era sustentar a la familia pues el sueldo era nimio y hasta raquítico. Pero el reconocimiento social y el respeto de los alumnos mitigaba en parte dicha carencia. Luego llegaron los años en que el sueldo se acercaba a lo que las necesidades vitales requerían aunque en contrapartida los educadores fueron perdiendo prestigio y reconocimiento entre sus alumnos y no digamos entre los padres.
Y llegamos a estos días en que este desprestigio, desde mi punto de vista, ha saltado todo tipo de barreras ya que los padres pretenden dirigir la actividad educativa del profesor y proponen «una huelga de deberes».
Es que cuando lo leí en la prensa me dio la risa. ¡Los padres no quieren que sus hijos hagan deberes en casa!
Y entonces me pregunté cuál podría ser la razón por la que hacían dicha huelga y la respuesta que volví e leer en la prensa fue que «los niños tienen poco tiempo para jugar y para convivir con la familia». (En esencia este era el motivo)
Y me dije, pues bien, estoy de acuerdo en que demasiados deberes imposibilitan al niño poder jugar con la Wi (o como se llame), ver la tele, usar la tablet, mandar watsapp a los amigos, etc y ¡charlar con los padres!, claro.
Pero es que, reflexioné un poco más, y me dije: ¿no será que los deberes impiden a los niños realizar todas esas actividades extraescolares a las que los padres apuntan a sus hjos (porque no van a ser menos que los del vecino, por supuesto) tales como: entrenamiento diario a fútbol o baloncesto, clase de ballet, clase de judo, clase de inglés en la Escuela de Idiomas, el conservatorio, etc?
Seguí reflexionando y pensé en el concepto que de los deberes pueden tener esos padres en huelga. ¿Qué finalidad consideran ellos que tienen las tareas o deberes? ¿Son conscientes de que el esfuerzo personal es fundamental en el proceso de aprendizaje? ¿Han pensado que con clases de más de treinta alumnos la atención individual por parte del profesor es imposible y que por tanto los niños necesitan fijar el conocimiento adquirido en clase en la tranquilidad de su cuarto? ¿No consideran una actividad beneficiosa para la convivencia familiar (muy educativa desde mi punto de vista por la experiencia que tengo como padre) el ayudar al hijo a realizar las tareas o deberes? Y sobre todo: ¿han pensado en el mal que están infligiendo al sistema educativo al despojar al educador de la autoridad profesional y moral, que es la base de toda buena relación entre docente y alumno? ¿Con qué autoridad va a poder hacer frente el profesor a su tarea docente si no obtiene el respaldo y el apoyo de los padres?
Para terminar, un consejo: yo que ustedes (padres) me lo haría mirar.