CARTA AL SEÑOR RAJOY

CARTA AL SERÑOR RAJOY

Señor Presidente:

Vaya por delante mi felicitación por ese cambio de actitud que muestra desde que convocó elecciones generales.
De esconderse tras la pantalla de un televisor y no dar la cara frente a los periodistas en una rueda de prensa, ha pasado a salir a todas horas en todas las televisiones, eso sí, que sabe de antemano que le van a tratar bien.
Aunque yo creo que la entrevista en Tele 5 con el Sr. Piqueras mientras sus oponentes debatían en El País fue una jugada que no le salió del todo bien. Sus contrincantes lograron más audiencia. Claro que ya lo anunció en la COPE: usted no puede debatir constantemente porque tiene que gobernar. Y lo decía mientras comentaba la jornada futbolística, supongo que de gran importancia para la buena marcha del país.
Permítame que le diga que, desde que ha convocado elecciones, ha dejado de gobernar, (claro que a los españoles esto nos viene muy bien) y está en todos los sitios menos donde debe. Pero ya estamos acostumbrados a ello. Nadie mejor que usted para actuar “no actuando”. Por eso esta afirmación de hace unos días: “tenemos que hablar en el futuro del futuro”. Es usted el maestro del “laissez faire, laissez passer”. ¿Que Cataluña quiere independizarse? Bah, tonterías. Verás cómo termina bajando el soufflé independentista. ¿Debemos ir a la guerra y apoyar a Francia contra el terrorismo Yihadista? Veremos…

Además de hablar de fútbol, (y dar unas collejas a su hijo, por cierto, no sé si es ejemplo edificante como forma de educar), le hemos visto jugando al dominó con unos ancianos y departiendo amigablemente con el Sr. Osborne. ¡Ha sido la jugada maestra de toda la legislatura! Qué ternura transmitían sentados los dos en el sofá (y riendo, sobre todo el Sr. Osborne, aunque no hubiera motivo para ello). ¡Qué ganas de correr en su auxilio al comprobar que no eran capaces de encender el fuego de la vitrocerámica! Y qué decir de la partida de futbolín. No sé por qué, pero a mí me pareció que la elección del futbolín encerraba el mensaje de lo apegados que ambos están a la ideología que dominó en el pasado.

Pero a lo que iba: ¿Y por qué ahora estas ganas de parecer ante el pueblo tan gracioso, cuando a lo largo de estos cuatro años se ha comportado como un gobernante de lo más esquivo? ¡Ah! Ya, porque se presenta de nuevo a las elecciones. Pues sepa que cuando le veo sonreír, con esa sonrisa desdentada que la naturaleza le ha dado, me acuerdo de todas las leyes que ha aprobado su gobierno a lo largo de la legislatura y no me hace ninguna gracia.
Cada vez que le oigo hablar (“porque en España hay muchos españoles, que son muy españoles y mucho españoles” y otras frases más que indican a las claras que un curso de oratoria no le vendría mal) me acuerdo de que, cuando usted prometía en las elecciones pasadas que no iba a subir los impuestos, ni a bajar las pensiones, ni a recortar en sanidad ni en educación, (no como Zapatero que había subido hasta “las chuches” de los niños)… mentía de tal manera que si fuera como “Diosss manda”, que le gusta a usted decir, seguiría escondido tras la pantalla de plasma muerto de vergüenza.

Cuando le preguntó al señor Osborne: “¿te parezco tan aburrido?”, yo me quedé pensativo y después de un rato me dije: lo que es es un hipócrita, un jeta, un caradura que dirían en mi pueblo. ¿Cómo, si no, entender que no sea consciente de la cantidad de enfermos que no han sido atendidos por culpa de los recortes en sanidad que estableció porque tenía mayoría absoluta en el parlamento? ¿Que no sea capaz de tener en cuenta a los niños y ancianos imposibilitados para realizar una vida normal que necesitan de un familiar o persona que les auxilie, a quienes les ha recortado la ayuda a la dependencia sin inmutarse lo más mínimo? ¿Sabe de la cantidad de gente que se han tenido que salir de sus casas por haber sido desahuciados por no poder pagar la hipoteca que un banco sin entrañas y sin escrúpulos les había concedido a sabiendas de que no iban a poder pagarla a poco que vinieran las cosas mal dadas? ¿Sabe contar el número de parados que existen hoy para darse cuenta de que seguimos con casi el mismo número que cuando llegó al gobierno? ¿No le duele que los contratos laborales sean fundamentalmente a tiempo parcial, que los sueldos sean miserables y que no llegan a ser suficientes para que una familia viva decentemente, o sea, pueda comer todos los días? ¿Conoce el número de nuestros jóvenes, bien preparados, sin ánimo aventurero, que se han tenido que marchar a otros países en busca de empleo?

Cuando le veo reír y comentar la jugada y saludar al personal por la calle o jugar al dominó con esos ancianos, o le oigo decir “boutades” tales como las ya apuntadas o que los “alcaldes son elegidos por los vecinos y los vecinos por los alcaldes…”, o responder a una pregunta de un periodista: “ya tal”, me rebelo y me cabreo y me digo que con mi voto, señor Rajoy, hoy aparentemente tan “cercano” al pueblo, no volverá a ser presidente del gobierno de mi país.
Suele decirles a sus oponentes que para ser presidentes hay que tener experiencia, haber sido al menos alcalde de su pueblo. Pues yo le digo que para ser presidente hay que ser y parecer decente, como la mujer del César, y usted no me lo parece. Alguien que escribe un mensaje como el que usted escribió a su amigo Bárcenas: “sé fuerte, Luis”, se descalifica para tal cometido.
Quizá va siendo hora de que este país recupere un registrador de la propiedad, puede que sea hasta un buen registrador.