NO ME PEGUES AUNQUE NO ME QUIERAS

NO ME PEGUES AUNQUE NO ME QUIERAS

Mostrar alegría cuando lágrimas de desamor y de tristeza riegan tu alma no es fácil. Intentas engañar a los demás y parece que te engañas a ti misma pues no quieres reconocer que la realidad aparente es falsa como una moneda en desuso y te aferras a la idea de que te quiere. Pero un día los que te rodean descubren la verdad y se sorprenden de la capacidad que tienes de ocultar tu estado de ánimo y hasta de hacer como si no pasara nada. Intentan ayudarte pero no permites que nadie insinúe siquiera lo que realmente te pasa, “porque no me pasa nada”, afirmas mientras miras para otro lado ya que no puedes mantener la mirada del otro porque descubriría que estás mintiendo aunque ese no sea tu propósito.
Y crees que cambiará y no volverá a suceder pero a los pocos días se repite la función, y no de teatro precisamente, pero como te pide perdón en seguida y te acaricia y te abraza y promete que no volverá a suceder nunca más, te callas y ocultas con cremas y afeites las marcas que ha dejado en tu cuerpo.
Por fin, ya no puedes aguantar más, acudes a la policía pero no sientes que te protejan ni siquiera de palabra.
Y un mal día ya no acudes en busca de ayuda porque ya no la necesitas. Estás tirada en el suelo del salón de tu casa, en medio de un charco de sangre.
Ya nada te importa. Ni las manifestaciones de dolor de los tuyos, ni las reuniones de vecinos, ni las banderas a media asta, ni las manifestaciones de los políticos, ni las promesas de que hay que procurar que sea la última muerte…