COSAS DEL SEÑOR RAJOY

COSAS DEL SEÑOR RAJOY

Desde luego causa sonrojo y vergüenza ajena escuchar al Sr. Rajoy, tanto cuando da algún discurso como cuando concede, cosa muy poco frecuente por cierto, una entrevista a algún periodista.
Son tan conocidas y sabidas las maravillosas definiciones de elementos tales como “el plato” o el “vaso” o la cerámica de Talavera que “no es cosa menor, de otra manera, es cosa mayor ”, o los españoles que somos “mucho españoles y muy españoles”, sin olvidarnos de los alcaldes…etc
¡Son tantas las “perogrulladas” que ha soltado en estos años que ha sido presidente…!
Ahora bien, la respuesta que le da, a una pregunta sobre lo que ha leído durante las vacaciones, al periodista de Onca Cero, Alsina, raya en el esperpento.
Que uno se olvide del título de una obra que estás leyendo es normal. A mí, que tengo ya unos añitos, y a un amigo mío también, nos pasa de vez en cuando. A cierta edad, que no te acuerdes del título de la obra puede que sea hasta cierto punto algo habitual. Por eso no vería raro que el señor Rajoy no se acordara de si el título de la novela que ha leído es: “La modelo extraviada” o “La modelo que se extravió” o “Alguien extravió a una modelo” o “El sursuncorda de la modelo”.
Sin ambargo, no tiene un pase, que dicen los taurinos, que a la hora de hacer una recensión (“comentario breve sobre una obra literaria” así define el diccionario de la RAE esta palabra) sobre la obra que “dices” que has leído en vacaciones de Semana Santa solo se te ocurra añadir que es “policiaca, que trata de una modelo, que es bonita y relajante”.
No creo que un niño o niña de once años realice un comentario tan vacío de contenido, tan vacuo o inane, tan necio como este, si el profesor de literatura le manda hacer una recensión de la novela que hayan leído en clase.
Yo, al menos, en mis años de profesión jamás me encontré con ningún caso parecido.
No me gusta ser adivino pero sí me encanta sacar conclusiones. Y hoy lo voy a hacer.
Veamos: me da la impresión de que el Sr. Rajoy, como tiene fama (y bien ganada) de que solo lee el periódico “Marca”, quiso parecer en esta ocasión un intelectual de pro, que también lee literatura y además de la buena, nada menos que de don Eduardo Mendoza.
Pero me da en la nariz, o sea, me huele a mí que ni la ha leído ni dios que lo fundó, que dicen en mi pueblo. Porque, vamos a ver, por muy poco instruido que uno sea, si el tiempo que ha transcurrido entre la lectura de la novela y la recensión es tan breve como es en este caso, y la has leído realmente, no se te puede haber olvidado de qué trata. Se te pueden escapar algunos detalles pero el argumento al menos tienes que recordarlo.
¡Cielo santo! ¡Y es aún nuestro presidente!
Estoy seguro de que por poco instruido que uno esté literariamente, no creo que haya ningún presidente de ningún país, por pequeño que sea, que suelte respuesta tan sonrojante.
Como conclusión diré que hubiera quedado estupendamente bien, reconociendo que sigue sin leer más que ese periódico deportivo al que me he referido.
¡VIVA EL VINO!