¿SOMOS NOSOTROS O ES EL AZAR QUIEN ELIGE?

¿SOMOS NOSOTROS O ES EL AZAR QUIEN ELIGE?

Estas Navidades, la escritora Rosa Montero, publicó un artículo titulado “Aviso a navegantes”. En él quería trasmitir a la juventud una enseñanza: “que de haber sabido, cuando era joven, que algún día sería vieja y que moriría, hubiera vivido de otra manera”.
Contrariamente, hay quien manifiesta que, en caso de volver a nacer, actuaría de manera idéntica a como lo ha hecho a lo largo de su vida.
Yo pienso que la vida en lo esencial es puro azar. Por azar nacemos en el seno de una familia y en un país determinado; por azar tenemos unos padres que aún viven o no, por azar estamos enfermos o tenemos salud…

A mí la vida me parece una batalla a campo abierto en la que sobrevives porque unas veces tienes la suerte de que ninguna bala te alcanza y otras porque logras esquivarlas sin saber muy bien cómo. Avanzas y avanzas al mismo tiempo que ves caer a tu lado amigos, familiares y compañeros. Y un día miras a tu alrededor y constatas que solo quedas tú.
Ese día adquieres consciencia de que ya queda poco y entonces asumes la realidad. Estamos aquí de paso y tarde o temprano llegará la hora de partir.

Es verdad que, cuando se es joven, fuerte y poderoso, no pensamos en que algún día (si es que llegamos) seremos viejos y enclenques. Y que entonces, todo esto, que ahora tanto deseamos y valoramos poseer, (la fuerza y vigor o la belleza juvenil) lo desdeñaremos no porque no lo poseamos sino porque no consideramos que tenga ningún valor.
Porque, cuando se es mayor o viejo, miras atrás y piensas que lo verdaderamente importante es si has sido feliz haciendo lo posible por que lo fueran todos aquellos que te rodeaban. Eso es lo único por lo que ha merecido la pena luchar ya que es algo que ha dependido exclusivamente de nuestra voluntad, no del azar.

Creo firmemente que son episodios ajenos a nuestra voluntad los que nos marcan el camino e incluso nos indican el objetivo final que quizá ni habíamos imaginado. Es el azar el que decide con quién formaremos una familia; la suerte es la que nos lleva hacia una profesión u otra; es el destino en definitiva quien dirige nuestros pasos sin que nosotros podamos sustraernos a su influencia.

Somos libres para elegir entre lo que se nos presenta. Pero no decidimos lo que queremos elegir. Es como ir a un restaurante con ganas de comer un plato determinado pero debemos conformarnos con otro totalmente distinto porque no forma parte del menú.

Las circunstancias externas marcan de manera definitiva el devenir vital de cada uno.
Lo que no es óbice para que tengamos clara una meta fija que nos motive y haga que nuestra vida sea realmente “nuestra”. Aunque los caminos a veces sean vericuetos y sendas escarpadas, llenos de dificultades.
Vivir implica no conformarse y enfrentarse a los elementos, aunque estos sean más poderosos que nuestra voluntad.

(¡Claro, que a lo mejor estoy equivocado!)